Acabo de llegar al piso, tras todo el día fuera y trabajando. Reviso en mis estados, en los de mis contactos, y descubro mucho miedo. Mensajes tales como "se hizo lo que se pudo" (que reflejan derrota) y otros tales como "lo peor ha pasado" (que no dejan vislumbrar que lo mejor llegará pronto). Alguno que otro habla del verano, de lo largo que será, de lo mucho que va a tocar estudiar.
Sin embargo, y eso me apena, no veo estados que digan "mañana acabaré el bachillerato" o "estoy un paso más cerca de cumplir mis sueños". Todavía no he visto ningún estado que hable de "tras esta noche, toca fiesta" o "lo he dado todo y me siento un campeón". Y, sin embargo, y por algún motivo, pienso que todos sabéis que para la mayoría los resultados serán buenos. Todos habéis hecho todo lo posible. Todos, sin excepción, estáis mejor ahora que hace una semana.
Será cosa de esta noche, que es la noche más larga. Significa, me temo, que mañana la sangre correrá espesa y la adrenalina, esa fea de hoy, no permite que fluyan los sueños. Es la noche más larga, ¿acaso eso no merece un estado ya de por sí que diga "nos sentimos vivos" o "esta noche es importante porque nos hacemos adultos"? ¿Acaso no merece la pena saber que, debajo de todo ese dolor, no hay nada? Solo sueños y proyectos. El rencor está hueco. No hay dolor. Mañana, de nuevo, y pasado más, volverá a salir el sol. Seguiréis respirando del mismo modo.
Tomadlo como la noche de Reyes, cuando (todavía) teníais una fe inmensa en el regalo que está por venir. Para muchos el regalo mañana llegará. No tengáis miedo porque el miedo solo impide sentir el frío, el calor, la calidez de un abrazo. No sintáis miedo porque hoy, después de todo, después de tanto trabajo, estáis a salvo.
Casi nadie os dice nunca que se siente orgulloso de vosotros. Los padres no lo dicen porque son tímidos. Los amigos porque son tímidos. Los profesores, muchos profesores, porque saberse en su papel nos hace sentir más seguros (supongo). ¿Y qué? Yo os lo digo y que valga por mí y por todos mis compañeros (como cuando jugaba al escondite). Me siento orgulloso de vosotros, de vuestro trabajo... por mí, y por todos mis compañeros.
Ah, a todo esto... ¿Recordáis los años que pasastéis jugando al escondite en el pueblo? Uf... ¡ya mismo eso se acaba! Y llega la universidad y el mundo de los adultos. Ahora, en este momento, os toca escoger qué coño queréis ser. Os toca escoger entre ser aburridos y brillar poco o incendiar con vuestra luz todos los lugares que recorráis. No os escondéis, como entonces. Salid afuera y levantad las persianas. No dejéis de brillar. No dejéis de jugar.
Ya queda poco. Esta será la noche más larga y... ¿viste? Pasará igual que pasa todo. Dad un paseo. Respirad fuerte. Saberos inmortales porque este instante, la voz que retuerce vuestros cuerpos, no se callará. Salid a la calle, caminad despacio, saberos portadores de estrellas y de sueños.
Al fin y al cabo, y solo por esta vez, el mundo os pertenece.