Huelga de celo(s)

viernes, 1 de octubre de 2010

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Después de cinco o seis noches quedando, y después de que le había mandado tres o cuatro mensajes diciéndole que me gustaba, le hice una insinuación más directa y ella me respondió... ¡que en ningún momento me había dado indicios de tener por mí ese tipo de interés! Me he indignado mucho. Es que verás, volvemos a lo de siempre. Me siento terriblemente utilizado. Como ella no conoce a más gente en la ciudad, me asigna funciones que no me corresponden. Ella sabe lo que yo quiero y, pese a todo, sigue en la misma línea. Y cuando por fin le digo lo que quiero yo, encima se indigna. Es inaceptable. Inadmisible. Mi amistad vale mucho y yo se la doy a quien yo quiero.

Pero el ser humano es egoísta y muchas mujeres son egoístas y orgullosas. Y estoy cansado de sentirme utilizado, de llenar huecos, de ser querido para escuchar problemas y chorradas. No me lleva a ningún lado. Porque a mis amigas las escojo yo y sois todas una bendición del cielo, las mejores del mundo. Estoy harto de que cuando una tía me gusta trate de ser mi amiga. Estoy cansado. No lo voy a tolerar. No lo voy a aceptar. No voy a dejar que me suceda más. Y si tengo que tratarlas con la punta del pie, o dejarlas con la palabra en la boca, lo haré. Si he de ser desagradable, cortante, dejar los correos sin contestar, pienso hacerlo. Si he de ser como el resto de tíos de la tierra para que se vea que quiero lo mismo que el resto de tíos de la tierra, pienso ser como el resto de tíos de la tierra. Porque estoy hasta los mismísimos de ser tratado como una "amiga" por mujeres que me interesan.

Para mí la amistad es mucho más valiosa que un rollo, lógicamente. Pedir amistad a alguien a quien has negado un rollo es como tratar de cambiar un CASIO por un ROLEX e indignarte porque no te dan lo que tú deseas. Desde hoy, me voy a volver misógino. Y no quiero conocer mujeres, más allá de las amigas que ya están. No quiero que entre nadie. No quiero conocer a nadie. No quiero entrarle a nadie. Estoy harto de aguantar contradicciones, de aguantar sus neuras, de justificar cosas que no son justificables, de fingir que escucho lo que oigo, de fingir incluso que me interesa. Estoy harto de hacer de consejero, de transmitir confianza, aunque ellas busquen a alguien que les trasmita seguridad, o de acompañarlas a las camas de otros. Estoy harto de aconsejar sobre las reacciones de otros tíos, de escuchar historias rancias, que ellas piensan que son originales, pero que no valen ni para envolver pescado en el mercado.

Desde este momento, me declaro en huelga. Para según qué gente, dejo de estar disponible.

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