¡Que comience el espectáculo!

miércoles, 29 de septiembre de 2010

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Damas y caballeros, vengo a presentarles al gran repertorio de magos, payasos, actores, equilibristas, domadores de leones, saltimbanquis y bailarines de danza clásica que forman el elenco de este maravilloso espectáculo que acaba de dar comienzo.


Dadas las fechas en las que estamos, creo que tengo la obligación de comenzar hablando de mi primer día de clase en la universidad. Ha sido todo un espectáculo, como no podía ser de otra manera viendo la trayectoria de mes que llevamos. La cosa empezó un poco seria, con las presentaciones de directores, vicedirectores y demás cargos. Después empezaron a entrar en acción una serie de showmans, a cual mejor que el anterior:


Primero nos presentaron al representante de Cambridge en España. Un señor mayor, con las gafas apoyadas en la punta de la nariz y aparentemente muy serio. Todo un personaje el tipo este. Empezó haciendo una introducción sobre quién era y a qué se dedicaba, en inglés, dándonos a entender que aquello iba a ser así durante toda la charla. Luego nos dijo, en un perfecto español, que sólo nos estaba tomando un poco el pelo ya que obviamente nadie había entendido ni una palabra. Tengo que reconocer que mi concepto de persona bilingüe era muy distinto antes de oír hablar a este señor. Menuda facilidad para cambiar de un idioma a otro sin perder la pronunciación, ¡y menudo humor!


Luego, saltándose el orden previsto de apariciones, nos habló uno de los dirigentes de la iglesia en Granada, que si no entendí mal, se dedica entre otras cosas a coordinar a la iglesia con la universidad. Al principio, al verlo por los pasillos, me pareció un cura normal y corriente, con su alzacuellos y sus sermones aburridos. Pero en cuanto subió al escenario, el tipo se transformó completamente. Se desabrochó el alzacuellos, se metió las manos en los bolsillos y nos habló sobre la felicidad y LA VIDA, con mayúsculas según sus propias palabras. Por lo que nos estuvo contando, en lugar de dar misa los domingos (que también lo hace, cuando puede), el hombre se dedica a viajar a países en los que lo necesitan y ejercer de voluntario y misionero. La verdad es que me pareció un tipo absolutamente admirable y con una forma muy interesante de entender y practicar la vida, independientemente de que se coincida o no con sus creencias.


Por último hizo su número el más espectacular del espectáculo: El director del coro. Comenzó su charla bromeando un poco para romper el hielo, y acabó consiguiendo que toda la sala (alumnos, profesores y directores) cantara aquello de “yo soy español, español español....” al ritmo de su piano. Lo que pasó entre esos dos momentos, la verdad es que me resulta muy difícil de explicar de una forma lógica y racional.

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