Mosquitos en el parabrisas

lunes, 27 de septiembre de 2010

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Esta semana me he recorrido media Andalucía y he dormido en 3 ciudades distintas: Granada, Málaga y Cádiz. Lo que más me llama la atención es que he perdido la sensación de “estar en casa”, o más bien la llevo conmigo a donde voy y me siento bien independientemente del lugar en el que esté. Supongo que cuando las cosas están bien por dentro, no importa tanto cuáles sean las circunstancias externas.

En Málaga está mi esencia, allí he crecido y formado mis cimientos y guardo recuerdos de personas y momentos vividos por cada uno de sus rincones; es una ciudad que siempre tendrá un pedacito de mí. Cádiz es todo mar, paraíso y vistas de ensueño. Pero sin duda, Granada es la ciudad que más hondo me llega. Me emocionan sus pintadas reivindicativas, los atardeceres, la luna en mi ventana, el verde de los árboles que colorea todas las avenidas, las callecitas empedradas que muestran con su desgaste el paso del tiempo y de la vida granaina, los perroflautas, góticos, hippies, poperos y cada una de las personas que pasean por la calle y han sabido encontrar su estilo particular, las tiendecitas y teterías, el ambiente… Me emociona Granada porque tiene su propia mezcla de aromas y sabores, y una textura formada por la gran fusión de la ciudad con la naturaleza y de interés y apuesta hacia lo nuevo y respeto por lo antiguo. Me apasiona Granada porque es Magia, y allí nada puede salir mal.

1 comentarios:

Silvia dijo...

No sabría definirlo mejor de lo que tu lo has hecho. Ay, Granada...

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