Carnal y doña Cuaresma

sábado, 19 de marzo de 2011

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Hoy, a pesar de ser sábado, he madrugado. He soñado con un compañero del instituto que no me cae demasiado bien. En el sueño le decía todo lo que pienso de él. Y me contestaba, claro que lo hacía, pero no me afectaba ninguna de sus palabras, pues yo sabía que iba a irme pronto de Alcalá. Algo tendrá que ver, me imagino, que ayer estuviera hasta la una planificando los actos de presentación de MENTA Y NATA. Suena, en ellos, todo muy a lo grande. Contaré, o eso espero, con invitados muy destacados y de todos los presentes, sin lugar a dudas, yo seré el que menos autoestima tendrá. A pesar de lo cual, aquí sigo. Peleando esa oportunidad para dedicarme a lo que verdaderamente más me gusta. Cuanto más me dicen que es una locura, más me gusta. Cuanto más estabilidad busca la gente, me siento más lejos de mi profesión actual. Que sí, que me gusta, que soy un sangre limpia y que estoy honrando a una estirpe preciosa de profesores. Sin embargo, lo aclaro por si alguien no lo ha notado ya, jamás he sido ni seré capaz de conformarme. La verdad, supongo que por eso nos dan solo una, es como esa partida de cartas en la que has de apostarlo todo junto. De la vida, hablo. Como en “Atrapa un millón” cuando tienes clara la respuesta correcta. Así quiero hacerlo. Quiero darlo todo. Porque cuando lo das todo, nadie puede reprocharte nada. Ni siquiera tú mismo.


Voy al gimnasio. Hoy es el día del Padre. El café arde y esta mañana de sábado amanece repleta de estrés. Escucho a Quique y media ciudad aún duerme. Ahora, en este momento, me acuerdo de que quiero llevar el coche a lavar por dentro, pues falta le hace y no todo es el exterior. Un partido del Betis. Una columna por escribir y varios correos pendientes. Cien exámenes. Cuarenta murales. Comentarios de texto y resúmenes de libros por escuchar. Notas. Necesitaré mucho café y mucha motivación para obrar este milagro. El café lo suministran en cafeterías y en centros especializados, aunque algo hay también sobre la encimera. ¿Dónde se vende la motivación? Aquí, en Sevilla, nunca faltan ni café ni pasteles, en la casa. Pero los pasteles no están bonitos. Quiero estar bueno para las presentaciones y no puedo comer pasteles. Ayer Blanca me soltó que no me pega tener barriga y que es lo que me falta. “Tengo carisma, no necesito estar bueno. Me imagino que por eso tú te cuidas tanto”.


Estamos en cuaresma y me estoy acordando del Arcipreste de Hita, que dicen que era de Alcalá la Real, por cierto. Tiene un poema alegórico que se titula “Don Carnal contra Doña Cuaresma”. Es un texto muy cuaresmal, nunca mejor dicho. Ahora bien, y ahora que estamos en Cuaresma, llevo toda la vida centrado en ese conflicto, supongo que como casi todo el mundo, pero hoy he decidido darlo por perdido. La plenitud se consigue mediante el combate, que diría Coelho. Llegados a este punto, creo, necesito de todo el poder de mi alma, de toda la fuerza de mi cuerpo, que todo esté equilibrado para superar el reto de estar a la altura de lo que llevo toda mi vida esperando. Porque el cuerpo no es superior al alma, ni viceversa. Porque de poco sirve, o de nada, alcanzar estados de conciencia superiores, si la radioactividad bloquea, y dispersa, las funciones vitales de tu cuerpo.


Ando disperso, aunque supongo que algo de eso es normal en mí.

5 comentarios:

svpam dijo...

“Tengo carisma, no necesito estar bueno. Me imagino que por eso tú te cuidas tanto”.

Posiblemente Blanca se cuida tanto porque las mujeres no tenemos tanta suerte como vosotros y además de tener carisma, se nos obliga, muchas veces sin palabras, a estar buenas.

Fernando Fedriani dijo...

Mujer, nótese la ironía. Era una forma sutil de salir airoso de un ataque que me tocó las pelotas. Los ataques se responden con ataques, leyes de la retórica.

Ni siquiera lo pienso. O no demasiado. Lo escribí más por provocar, claro, y veo que ha funcionado. De todas formas, hay que ser honesto. Blanca sabe que lo único que me interesa de ella es su físico. No sé si eso es bueno, malo, analizable o no. Simplemente es la cruda verdad. No es extensible a todas las mujeres de la Tierra. Se lo dije a ella porque resume lo que pienso de ella.

svpam dijo...

"Ser honesto" cueste lo que cueste no es una postura prudente en absoluto, pues si tú eres susceptible a la crítica, los demás también lo son.

Prescríbete un par de dosis de humildad intracardíaca diarias, pues si no atemperas tu carácter, si no te esfuerzas cada día por ser amable y dar tu mejor trato a los que te rodean, quizás tú te veas a ti mismo como un genio literario, pero no dejarás de ser un vulgar diccionario que sabe componer prosa bonita.
Y no te digo nada de gastar cinismo y crueldad con el prójimo de manera gratuita: Es un acto infame; te deberías avergonzar de ello en vez de publicarlo en el blog como si fuera una ocurrencia graciosa o una respuesta elocuente.

Tu valor está en lo que respetes a los demás.

Helena Invernón dijo...

¿Entonces si una persona está buena puede lucir su cuerpo y demostrarlo sin ningún tipo de tapujo, pero si tiene carisma tiene que callarse y ser humilde? Curioso...

¿Por qué está tan mal visto tener buena imagen personal de uno mismo? Yo pienso que cada uno tiene que presentar batalla con sus armas. El que sea guapo y pueda lucir tipo, pues que tire de su físico para conseguir todo aquello que necesite, y el que no que tire de picardía, carisma, inteligencia o todo lo que tenga a su favor. ¿Por qué una cosa ha de ser peor que la otra?

En cuanto a "Tu valor está en lo que respetes a los demás"... El valor de una persona está en su valor como persona, ni más ni menos. El respeto es uno de los matices por los que se puede juzgar ese valor, pero no el único ni el absoluto, al menos bajo el criterio que yo uso para calibrar a la gente.

Fernando Fedriani dijo...

Tú me lees a mí y yo no te leo a ti. ¿Sabes por qué ocurre eso? Realmente... yo tampoco. Pero algo significará, me imagino.

La ironía es muestra de inteligencia. Y saber entender la ironía es algo muy interesante, además de muy inteligente.

Tú pareces una chica muy inteligente. (Una pena que solo lo parezcas). Porque solo la gente necia enjuicia a las personas cuando lo que tiene frente a sí es un texto. ¿Qué sabes tú de mí? Habla del texto, pero no de la persona. Y tú has hablado de mí, como esos subnormales que cuando el sabio señala las estrellas... ellos miran el dedo. Nótese que no me he llamado sabio y tampoco te he llamado subnormal a ti. Te lo aclaro porque parece que todo te pica, aunque no tengas vela en este entierro. Ni en muchos otros.

Y hablando de no tener vela... Gracias por tu participación en el blog, pero no tengo mucho interés en que comentes mis entradas. No parece prudente por tu parte. Y no me apetece que vuelvas a hacerlo. Por tanto, y dado que esta es mi casa, te pido con la mayor humildad del mundo que no me molestes. Porque no me apetece volver a leerte.

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