El pitorrito de las sirenas

jueves, 3 de marzo de 2011

|

Empiezo a pensar que los versos sueltos se quedan viudos porque sus compañeros sentimentales se suicidaron al verles la cara. Y hay muchos, por ahí, en muchas canciones, en los estribillos que nos comemos a diario, que parecen el despojo del papel del culo que se atrancó al tirar de la cadena. Porque está el mundo repleto de gente que se piensa que sabe escribir, que se salta las normas que no conoce, como si estuviera al alcance de su mano hacer algo que muchos otros llevamos peleando desde la cuna. Me gusta el fútbol y el porno. La cultura es amplia y en ella entra todo. Pese a lo cual, qué duda cabe, hemos de saber que no todo lo es, que no todo vale, que no solo basta con rimar palabras como “amor”, “soledad”, “princesa” y “fresa”. Un compás dos por dos y una rubia, o un gilipollas, moviendo las tetas. Eso no es arte. Eso no es digno. Y, pienso yo, la dignidad es algo interesante, aunque a veces resulte poco útil.


No, no vale. No asumo que todo lo que se escriba por ahí sea tan pueril, que todo el mundo que junta palabras te diga que tiene “algo escrito” y que tanta gente piense que se puede publicar un libro sin haberte pegado, previamente, toda una vida trabajando en ello. El arte, componer cualquier texto, ya sea una canción o un soneto, requiere de una planificación, de un estudio, y de un poco de conciencia. Las faltas de ortografía no son un delito, pero deberían serlo. Más aún, estimo que los familiares de todos esos memos habrían de ser un poco más crueles. Pero la gente tiende a ser condescendiente cuando le enseñas algo que has escrito. Te suelen dar más caña, la experiencia me lo dice, si no eres malo del todo. A los que son malos a rabiar, a todos los cantantes del montón, a los redactores de blog sobre conciencia y política, todo el mundo les ríe las gracias porque es mucho más fácil dar una palmada en la espalda que tomarte la molestia de explicarles qué hacen mal.


Ha llegado hasta mis manos el CD de un muchacho que ya mismo estará tocando en la “MAE”. Tendrá, no lo niego, una corte de borregos haciéndole los coros. Se sentirá bien sobre el escenario y habrá quien le haga un “ME GUSTA” en el Facebook con el rostro repleto de lágrimas. ¡Imbéciles! Lo son los que tienen la poca vergüenza repetir esos estribillos y textos. Pero lo son más, mucho más, aquellos que destruyen aquello en lo que creo. Hay que valer. Nadie sin una gran dotación sería actor porno. Y el porno amateur, qué duda cabe, está simpático, pero no deja de ser un poco patético si tus familiares y amigo contemplan tus fotos. Lo mismo. Dejar que te lean. Que te escuchen. Que tus rimas vean la luz, como quien enseña las bragas bajo una falda corta, al subir sin cuidado al metro, no está bonito. Tengan respeto. No enseñen de más. Lean más a los profesionales o a los que sabemos, como poco, hacerlo un poco mejor.


Muchacho, déjame los textos de tu disco y te los arreglo en el tiempo en el que tú te peinas y te tomas unas cervezas. Ayúdate dejándote ayudar. Y, más allá, si tienes un rato, te puedo recomendar un par o tres de libros. Y un diccionario. Un diccionario muy gordo y bien repleto de fotografías y de dibujos muy bonitos. Para que aprendas las banderas de los países en los que nunca tocarás. Y, de paso, para que aprendas el nombre de otros órganos del cuerpo que no son el “corazón”. Hay otros lugares donde besar a una chica, no es imprescindible que haya estrellas encima. Te enseñaré que a veces a la playa llegan pateras y que las sirenas son un mito muy bonito, pero que no tienen pitorrito para hacerles el amor. Es lo que tiene amontonar tópicos: queda muy bonito en la foto, como las sirenas. Pero siempre les falta algo.

0 comentarios:

Publicar un comentario