Carreras y competición

domingo, 6 de marzo de 2011

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Los estudiantes, que en el fondo somos unos seres bastante monotemáticos y aburridos (especialmente en época de exámenes, ya que nos recluimos en ese rinconcito del universo que forma la mesa del ordenador y no volvemos a ver el sol hasta pasado un mes), tenemos en mente a todas horas los estudios y asignaturas y nos pasamos el día hablando de la “carrera”, de que estudiamos o cursamos tal carrera, nos dan clase estos y aquellos profesores, la facultad está lejos y por las mañanas el bus siempre va lleno y hace mucho frío. Pero, ¿nos hemos parado a pensar qué es una carrera? Dice la RAE que “el conjunto de estudios que habilitan para el ejercicio de una profesión.”

La realidad es que en ese conjunto de estudios no sólo entran las materias, sino que también se nos trata de inculcar un cierto compañerismo, respeto y apoyo al prójimo, trabajo en equipo y solidaridad para que nos eduquemos en valores y seamos buenas personas. Qué bonito.

Irónicamente, el otro significado de “carrera” es el de competición. Y en una competición sólo puede ganar el más rápido, el más cualificado y entrenado físicamente, el que mejor aguanta la presión y resiste el dolor. Entrenar más horas le hace a uno mejor, es cierto, pero hay un límite que sólo puede traspasar el más válido. En definitiva, la competición la gana el mejor.

Por tanto, ¿no es un poco contradictorio pedirle al mejor que sea buen compañero y no destaque para que los demás no se sientan mal? ¿No se debería tratar a cada uno según su nivel y motivar a los que sí que pueden dar más para que no se estanquen? ¿Por qué es tan malo destacar y ser brillante? ¿Por qué cada vez que uno hace las cosas bien tiene que pedir perdón?

Estaba visualizando una carrera en la que se fuerza a todos los corredores a ir a un mismo ritmo intermedio. Los más lentos van asfixiados y no dan la talla, y los más rápidos pierden la motivación y van a medio gas. ¿A quién beneficia este sistema realmente? A los mediocres.

¿Es eso lo que queremos para nuestra sociedad? ¿Un conjunto homogéneo de mediocres con la vida llena de oportunidades y puertas abiertas? ¿Acaso alguien permitiría que lo operase un médico a sabiendas de que fue aprobando a base de sacar un cinco raspado y era de los más normalitos de su promoción? No señor, aquí todos queremos que nos trate el mejor, aunque sea para arreglarnos la patilla de las gafas. ¿Entonces por qué con otras carreras no tenemos esas mismas exigencias? Yo, sinceramente, no lo entiendo.

2 comentarios:

svpam dijo...

Helena, debes saber que precisamente Medicina, al tener numerus clausus, es una carrera a la que se accede con una nota altísima. Por eso hasta el mediocre en Medicina puede ser buen médico. Y aún así, seguirá habiendo malos médicos.

La Medicina, tradicionalmente, sí ha sido excesivamente competitiva. Ahora es más común que los pacientes sean llevados por un equipo de varios médicos, de ahí que sea necesaria la cooperación.

Sinceramente, los estudiantes hablamos mucho de nuestra carrera, pero yo no veo que los que no estudian tengan una conversación mucho más interesante. Como mucho, hablan de los programas de TV, de lo borrachos que se pusieron el fin de semana anterior, o del trabajo. Precisamente los estudiantes tenemos, en general, más curiosidad por los viajes, la musica (saber tocar un instrumento, no el hecho de escuchar la bazofia comercial), la Literatura, la pintura, la Historia.

Cuando estaba en Bachillerato me miraban como si estuviera loca cuando contaba emocionada que había visto "El lago de los cisnes" en la ópera de Viena.
En Medicina, sin embargo, conozco a bastante gente que comparte conmigo la afición al ballet, los musicales y el teatro, por ejemplo. Más de un 10% de la clase sabe tocar algún instrumento o hace danza y es rarísimo quien no sabe inglés (De hecho, se imparten asignaturas en inglés).

Helena Invernón dijo...

"Por eso hasta el mediocre en Medicina puede ser buen médico"

Justamente a eso me refiero. Hay un nivel de exigencia mucho mayor en unas carreras que en otras, tanto por la nota de corte como por los profesores y las asignaturas. ¿Por qué para entrar en magisterio vale con un 5 ó un 6 y para medicina os tenéis que partir los cuernos y ser los mejores? ¿Es que un maestro no es tan importante o tan válido para la sociedad? ¿O simplemente que el sistema está un poco mal organizado y cada vez nos da más miedo exigir?

En cuanto a que hablamos mucho de nuestra carrera, no lo decía como algo negativo, sino todo lo contrario. Me parece un buen síntoma de motivación e interés por lo que estamos haciendo. Y sinceramente, me da mucha envidia leer lo que cuentas de que en medicina hay gente con nuestras mismas inquietudes y aficiones, cuando en mi carrera la mayor inquietud que hay es salir un jueves de tapas y luego subir las fotos al Tuenti. Pero ya te digo, justamente eso es lo que critico, la falta de exigencia y de competición que genera ese pasotismo y esa mediocridad.

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